El álamo negro es un árbol de hermoso porte; posee unas ramas inicialmente oscuras, que más tarde se vuelven de un color gris verdoso.
Las hojas son anchas en la base y tienen yemas en sus axilas.
Las flores del álamo son dioicas, es decir, que posee flores masculinas y femeninas, encontrándose ambas agrupadas en amentos que se abren pronto en primavera, antes de que salgan las hojas de las ramas.
Los frutos son cápsulas vellosas.
Se cría en las riberas del Pirineo y en todo el norte del país.
Requiere zonas húmedas para su desarrollo.
Este hermoso árbol florece al finalizar el invierno, casi rozando con la primavera.
La medicina popular utiliza las yemas, que se recolectan en primavera cuando todavía se hallan cerradas y rodeadas de escamas viscosas.
Se recomienda hacer la recolección en árboles ya caídos o abatidos, de manera que no se altere el ecosistema y los árboles jóvenes puedan llegar a madurar por completo.
Las yemas, una vez recogidas, se deben secar rápidamente y preferentemente en secadero; una vez finalizado el proceso de secado, se conservan en recipientes cerrados.
En las yemas foliares de este árbol encontramos varias materias resinosas y una esencia amarillenta, de olor parecido al que despide la manzanilla.
Además también es rico en taninos, ácido má-lico, gálico y salicina.
Por las sustancias presentes en este árbol encontramos propiedades altamente desinfectantes y diuréticas.
Su eficacia contra los catarros de las vías respiratorias superiores está ampliamente demostrada.
Asimismo, es balsámico, expectorante y sudorífico.
Desde tiempos remotos las sustancias resinosas y la esencia que embadurnan las yemas -añadidas sobre manteca de cerdo y otras sustancias- se emplean para calmar los dolores de hemorroides.
Dioscórides reflejó en sus escritos las admirables cualidades de esta planta para calmar el dolor: para ello se usaba el conocido "ungüento populeo" que se preparaba a partir de yemas de álamo negro, junto con manteca de cerdo; una vez macerada esta mezcla, se añadían hojas frescas de beleño, amapola, siempreviva, mandrágora, lechuga y violeta, todas ellas machacadas previamente.
Este ungüento, que requería de una paciente elaboración, servía para templar o calmar el dolor, sobre todo de las hemorroides.
.- Infusión. 4 cucharadas soperas en un litro de agua.
Una vez templado, se puede tomar a lo largo del día, en pequeñas tazas.
.- Extracto fluido. En farmacia se puede encontrar el extracto de esta planta.
La dosis aproximada es de 30 a 40 gotas, 4 veces al día.
Asimismo podemos encontrar jarabes, tinturas, pomadas de uso externo, etc.
Y a partir de la corteza se puede preparar carbón vegetal, muy utilizado como adsorbente en diarreas.
Además, el álamo negro forma parte de algunas presentaciones compuestas de venta en farmacias.
Diurético. Balsámico. Antiséptico
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