El grosellero es un arbusto que puede crecer hasta el metro y medio.
Las ramas son gruesas, brillantes y de color pardo-amarillento.
Los brotes son alternos, ovales y aparecen cubiertos de escamas redondeadas y tomentosas, con glándulas amarillentas.
Las flores se agrupan en racimos colgantes, nacidos en la axila de las hojas; estas flores tienen un cáliz con aspecto de corola, que se divide en cinco lóbulos extendidos, de color verde amarillento.
Se cría por toda Europa central, así como en el norte de Asia y América.
En nuestro país, por el contrario, se cultiva muy poco.
EL grosellero florece en primavera.
Se reproduce vegetativamente a partir de unos pequeños fragmentos que se cortan al principio de la primavera, antes de la aparición de las hojas.
También se puede reproducir a partir de injertos de las ramas inferiores.
Con fines medicinales se recolectan los frutos, a partir de julio, cuando ya están maduros.
Como hemos comentado antes, es el fruto el que contiene los principios activos del grosellero, aunque en las hojas también se puede encontrar algún compuesto interesante.
El zumo de grosella contiene diversos azúcares, como la glucosa y la levulosa, que son los que le comunican ese dulzor tan característico.
También aparecen diversos ácidos como el málico, cítrico, tartárico, salicílico, etc, que proporcionan el sabor agrio de los frutos.
Asimismo pueden aparecer pectinas.
Son una fuente importante de vitamina C.
Constituyen un buen aperitivo, sobre todo cuando se comen a primera hora del día como desayuno, lo que es muy frecuente en determinados países de Europa.
Son muy diuréticos y se considera que poseen una importante acción antiinflamatoria gastrointestinal.
El zumo de grosellas bien azucarado se suele tomar en grandes cantidades para bajar la fiebre.
Esta especie, por su propia naturaleza, falta en los países mediterráneos, razón por la que no se sabe mucho de la efectividad de sus usos más populares.
En España tenemos tres especies de este mismo género, fácilmente distinguibles por sus características morfológicas.
En cualquier caso, no es difícil encontrar estos frutos en España, aunque sean traídos de fuera.
.- Jarabe de grosellas. Se prepara a partir del zumo fresco de los frutos recién prensados, sin fermentar.
Se mezcla 1 kg. de azúcar con 0,5 kg. de zumo de grosella y se remueve hasta que el azúcar se haya disuelto por completo.
No es necesario filtrar el resultante, pudiéndo se tomar en cantidades moderadas.
.- Infusión. Con una cucharada de postre por taza. Se toman tres tazas al día.
Diurético. Aperitivo. Antiinflamatorio
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