La herniaria es una planta herbácea que puede durar varios años, aunque no llega a hacerse una planta muy robusta; echa unas raíces muy firmes y ramificadas, lo que le permite colonizar todo tipo de suelos, aún los más movedizos.
Posee unas hojas pequeñas, lanceoladas, y las flores - que se agrupan formando diminutas espigas- también son menudas.
La planta se da en toda Europa y gran parte de Asia, creciendo en todo tipo de sustrato, sobre todo en aquellos pobres y arenosos.
En España se la puede encontrar a lo largo de los Pirineos y la Cordillera Cantábrica y en general en zonas poco calizas.
La planta florece a principios de año, casi en primavera, aunque puede seguir floreciendo hasta el verano.
La recolección se realiza en el mismo período de floración, ya que es en este momento cuando la planta es más rica en principios activos.
Es importante que una vez secada se conserve en tarros herméticos y fuera de la luz.
En la planta se pueden encontrar saponinas, cumarinas y flavonoides.
Desde el punto de vista científico, la planta no está muy bien estudiada, aunque popularmente se ha utilizado desde siempre como diurético y también se sabe que actúa sobre las inflamaciones y espasmos de las vías urinarias.
A esta planta se la conoce con el nombre de rompepiedras, porque actúa de forma preventiva contra la formación de cálculos renales y sedimentos urinarios.
En general, es una planta que favorece el buen funcionamiento de las vías urinarias.
Como tal planta no aparece en textos muy antiguos; las primeras referencias datan de mediados del siglo XVI.
En principio se pensó que tenía virtudes en el tratamiento de la hernia, y de ahí su nombre genérico.
Posteriormente su uso se popularizó para combatir los cálculos de riñón y las arenillas; esta aplicación la debió sugerir el hecho de que la planta crece siempre entre arenas, aparte de que sus flores forman numerosos granos en las sumidades de las plantas.
Estas similitudes, aunque hoy día nos parezcan absurdas, han sido muy importantes durante toda la historia de la medicina.
Hace años, la única tecnología que existía era la observación y la experimentación: observando las formas, colores, olores, etc. de las plantas, los antiguos hombres de ciencia otorgaban determinas propiedades a las plantas; así, una planta con hojas arriñonadas era útil en dolencias renales; una planta con flor acorazonada constituía un buen remedio como cardiotónico, etc.
No cabe duda de que tal método carecía de rigor científico, pero en muchos casos esta observación, seguida de una experimentación, les hicieron dar con remedios que aún siguen vigentes en nuestros días.
.- Infusión. La planta en cantidad variable, entre 40 y 60 gr., se añade a un litro de agua hirviendo; se deja enfriar y se cuela.
Se pueden tomar varias tazas al día.
Esta planta frecuentemente se asocia a otras hierbas diuréticas, para aumentar su efecto.
En farmacia es fácil encontrarla tanto sola como mezclada con otras.
Diurético. Vulnerario. Antiinflamatorio
viernes, 20 de noviembre de 2009
Hepática (Anemone hepatica)
La hepática es una planta herbácea perenne, con cepa corta y numerosas raíces fibrosas.
Las hojas son más bien correosas, con tres lóbulos enteros y perfectamente simétricos; a menudo presentan pequeñas manchas blanquecinas en el haz, y aparecen sostenidas por largos rabillos y pelos suaves y sedosos que las recubren sobre todo cuando la planta es joven.
Las flores nacen directamente de la cepa; también están sostenidas por largos rabillos y se componen de 6 a 8 hojitas iguales, la mayoría de las veces de un bonito color azul.
Se cría en zonas umbrías de todo el Pirineo y cordillera cantábrica.
Se encuentran en altitudes que varían desde los 100 m. hasta los 2.200 m. de altura.
Según las distintas localidades de procedencia, la floración se produce hacia primavera, aunque la mayoría de las veces empieza a florecer en enero.
La parte más utilizada con fines terapéuticos son sus hermosas hojas, que se recolectan entre marzo y septiembre y siempre con mucho cuidado, ya que la planta en estado fresco es vesicante -es decir, que produce ampollas en contacto directo con la piel.La planta contiene una sustancia llamada anemonol, que irrita la piel.
Cuando se somete a la planta a un proceso de secado, esta sustancia se convierte en otras de carácter inofensivo.
Este hecho puede observarse con el ganado: cuando pastan heno fresco en el que hay mezclado un alto porcentaje de hierbas de la familia de las ranunculáceas, suelen aparecer efectos tóxicos como diarreas, vómitos, etc.
Por el contrario, cuando se deseca el heno, no hay peligro de que el ganado sufra ningún tipo de enfermedad -medida que evita las intoxicaciones y las posibles pérdidas económicas que de ello se derivarían para el ganadero.
Además del anemonol, la hepática contiene un glucósido llamado hepatrilobina y también se ha encontrado una saponina.
En nuestro país la medicina popular le ha atribuido propiedades muy variadas, pero en general está considerada como un buen descongestionante del hígado; sin duda esto se basa en la teoría del signo, ya que sus hojas son trilobuladas, parecidas a la víscera hepática.
Sin embargo estas propiedades sobre el hígado están aún por demostrar.
Lo que parece cierto son sus efectos diuréticos y antiinflamatorio intestinal.
Conviene recordar que nunca se debe usar en estado fresco, sino que hay que someterla a un secado total y guardarla en frascos herméticos.
.- Infusión. Una cucharada de café por taza, tomando de 2 a 3 tazas al día o aplicándolo externamente en forma de lavados.
.- Maceración. Según la sabiduría popular, es la mejor forma de usar esta planta.
Tanto en agua como en vino, se macera una noche a temperatura ambiente y se toma a la mañana siguiente en ayunas.
La dosis recomendada es de 3 gr. de hierba en 100 ml. de agua o vino.
Diurético. Vulnerario. Antiinflamatorio
Las hojas son más bien correosas, con tres lóbulos enteros y perfectamente simétricos; a menudo presentan pequeñas manchas blanquecinas en el haz, y aparecen sostenidas por largos rabillos y pelos suaves y sedosos que las recubren sobre todo cuando la planta es joven.
Las flores nacen directamente de la cepa; también están sostenidas por largos rabillos y se componen de 6 a 8 hojitas iguales, la mayoría de las veces de un bonito color azul.
Se cría en zonas umbrías de todo el Pirineo y cordillera cantábrica.
Se encuentran en altitudes que varían desde los 100 m. hasta los 2.200 m. de altura.
Según las distintas localidades de procedencia, la floración se produce hacia primavera, aunque la mayoría de las veces empieza a florecer en enero.
La parte más utilizada con fines terapéuticos son sus hermosas hojas, que se recolectan entre marzo y septiembre y siempre con mucho cuidado, ya que la planta en estado fresco es vesicante -es decir, que produce ampollas en contacto directo con la piel.La planta contiene una sustancia llamada anemonol, que irrita la piel.
Cuando se somete a la planta a un proceso de secado, esta sustancia se convierte en otras de carácter inofensivo.
Este hecho puede observarse con el ganado: cuando pastan heno fresco en el que hay mezclado un alto porcentaje de hierbas de la familia de las ranunculáceas, suelen aparecer efectos tóxicos como diarreas, vómitos, etc.
Por el contrario, cuando se deseca el heno, no hay peligro de que el ganado sufra ningún tipo de enfermedad -medida que evita las intoxicaciones y las posibles pérdidas económicas que de ello se derivarían para el ganadero.
Además del anemonol, la hepática contiene un glucósido llamado hepatrilobina y también se ha encontrado una saponina.
En nuestro país la medicina popular le ha atribuido propiedades muy variadas, pero en general está considerada como un buen descongestionante del hígado; sin duda esto se basa en la teoría del signo, ya que sus hojas son trilobuladas, parecidas a la víscera hepática.
Sin embargo estas propiedades sobre el hígado están aún por demostrar.
Lo que parece cierto son sus efectos diuréticos y antiinflamatorio intestinal.
Conviene recordar que nunca se debe usar en estado fresco, sino que hay que someterla a un secado total y guardarla en frascos herméticos.
.- Infusión. Una cucharada de café por taza, tomando de 2 a 3 tazas al día o aplicándolo externamente en forma de lavados.
.- Maceración. Según la sabiduría popular, es la mejor forma de usar esta planta.
Tanto en agua como en vino, se macera una noche a temperatura ambiente y se toma a la mañana siguiente en ayunas.
La dosis recomendada es de 3 gr. de hierba en 100 ml. de agua o vino.
Diurético. Vulnerario. Antiinflamatorio
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Helenio (Inula helenium)
Es una planta que se conoce desde tiempos antiguos.
Puede alcanzar una altura semejante a la del hombre cuando se localiza en tierras que le proporcionan todos sus requerimientos para lograr un óptimo desarrollo, en cuyo caso se la puede considerar como una de las plantas herbáceas más grandes.
Las hojas son grandes y ovaladas, acabadas en punta y en el envés -de color blanquecino-tienen unas venas que sobresalen de su superficie.
Las hojas -que al tacto resultan un tanto blandas- presentan el perímetro dentado; las situadas en la altura de la base de la planta son las mayores, llegando a alcanzar hasta un metro de largo.
La floración ocurre en el mes de mayo.
Los capítulos florales, de seis hasta diez centímetros de diámetro, aparecen en la zona superior, aprovechando las ramificaciones del tallo; se encuentran protegidas por gran cantidad de brácteas que se sitúan por debajo del capítulo.
Las flores que se encuentran en el perímetro del capítulo son de color amarillo vivo y las interiores -que son las que forman el botón- de un amarillo más apagado y de forma tubular.
El fruto de su fecundación está formado por un aquenio unido a un vilano simple, no ramificado y de color rojizo.
Para la recolección se esperará hasta entrado el otoño, cuando se procede a seleccionar las plantas con más de dos años, de las que se escogerá la raíz o rizoma que a su vez se de-
berá cortar en finas rodajas para facilitar con esta operación su posterior desecación; ésta se deberá desarrollar a una temperatura nunca superior a los 40 °C y siempre en lugar bien ventilado.
Por su contenido en aceite esencial, en una magnitud del 1 al 2 %, tiene helenina, lo que le confiere una acción antiespasmódica, antiséptica, antifúngica, antihelmíntica, colerética y colagoga, por lo que se emplea en disquine-sias biliares.
Además contiene azuleno, inulina, fructosanos y mucílagos, que le proporcionan una acción vulneraria, por lo que también se emplean de forma tópica sobre heridas, úlceras, eccemas y urticaria. Por otra parte, se ha observado una cierta acción diurética que puede moderar la tensión, produciendo una disminución de la misma.
Está indicado en casos de tos irritativa, tosfe-rina, bronquitis y asma, por su acción anties-pasmódica.
.- Decocción. Se añaden 20 gramos de raíz desecada a un litro de agua en ebullición, dejándolo en esta situación durante un intervalo de treinta minutos, transcurridos los cuales se procede al filtrado; se puede tomar una taza del líquido tibio antes de las comidas para conseguir un efecto expectorante balsámico.
.- Ungüento. Consiste en la preparación de una pomada con un componente resinoso al que se le añade un 2% de la raíz desecada de esta planta.
Se emplea como antipruriginoso en urticaria, con efectos vulnerarios, por lo que ayuda a sanar heridas cutáneas e incluso úlceras.
Diurético. Antiséptico. Hipotensor
Puede alcanzar una altura semejante a la del hombre cuando se localiza en tierras que le proporcionan todos sus requerimientos para lograr un óptimo desarrollo, en cuyo caso se la puede considerar como una de las plantas herbáceas más grandes.
Las hojas son grandes y ovaladas, acabadas en punta y en el envés -de color blanquecino-tienen unas venas que sobresalen de su superficie.
Las hojas -que al tacto resultan un tanto blandas- presentan el perímetro dentado; las situadas en la altura de la base de la planta son las mayores, llegando a alcanzar hasta un metro de largo.
La floración ocurre en el mes de mayo.
Los capítulos florales, de seis hasta diez centímetros de diámetro, aparecen en la zona superior, aprovechando las ramificaciones del tallo; se encuentran protegidas por gran cantidad de brácteas que se sitúan por debajo del capítulo.
Las flores que se encuentran en el perímetro del capítulo son de color amarillo vivo y las interiores -que son las que forman el botón- de un amarillo más apagado y de forma tubular.
El fruto de su fecundación está formado por un aquenio unido a un vilano simple, no ramificado y de color rojizo.
Para la recolección se esperará hasta entrado el otoño, cuando se procede a seleccionar las plantas con más de dos años, de las que se escogerá la raíz o rizoma que a su vez se de-
berá cortar en finas rodajas para facilitar con esta operación su posterior desecación; ésta se deberá desarrollar a una temperatura nunca superior a los 40 °C y siempre en lugar bien ventilado.
Por su contenido en aceite esencial, en una magnitud del 1 al 2 %, tiene helenina, lo que le confiere una acción antiespasmódica, antiséptica, antifúngica, antihelmíntica, colerética y colagoga, por lo que se emplea en disquine-sias biliares.
Además contiene azuleno, inulina, fructosanos y mucílagos, que le proporcionan una acción vulneraria, por lo que también se emplean de forma tópica sobre heridas, úlceras, eccemas y urticaria. Por otra parte, se ha observado una cierta acción diurética que puede moderar la tensión, produciendo una disminución de la misma.
Está indicado en casos de tos irritativa, tosfe-rina, bronquitis y asma, por su acción anties-pasmódica.
.- Decocción. Se añaden 20 gramos de raíz desecada a un litro de agua en ebullición, dejándolo en esta situación durante un intervalo de treinta minutos, transcurridos los cuales se procede al filtrado; se puede tomar una taza del líquido tibio antes de las comidas para conseguir un efecto expectorante balsámico.
.- Ungüento. Consiste en la preparación de una pomada con un componente resinoso al que se le añade un 2% de la raíz desecada de esta planta.
Se emplea como antipruriginoso en urticaria, con efectos vulnerarios, por lo que ayuda a sanar heridas cutáneas e incluso úlceras.
Diurético. Antiséptico. Hipotensor
Helecho macho (Dryopteris filix-mas)
El helecho macho es una de las especies más robustas que se crían en nuestro país.
Posee un rizoma muy rollizo y grueso, fácilmente confundible con la raíz, que da origen a frondes pecioladas, inicialmente enrolladas en forma de cayado y cubiertas de escamas marrones.
En agosto y septiembre se van formando en la cara inferior de las frondes dos líneas de esporangios; estos liberan unas esporas marrones que aseguran la reproducción de la planta.
Se cría en bosques sombríos y húmedos, a la vera de arroyos pequeños y en general al pie de casi todas las montañas de nuestro país, desde Sierra Nevada hasta los Pirineos, pasando por Cataluña, Galicia y Portugal, aunque no es un helecho tan frecuente de ver como otros.
Al ser un helecho carece de flores y por tanto no tiene floración.
En este caso hablamos de maduración de los esporangios, siendo la época de maduración hacia finales de verano.
Para uso médico se emplea su grueso rizoma, con las partes basales de los frondes que arrancan de él.
Es importante arrancar el rizoma fresco, que es cuando más actividad presenta.
Por la misma razón, el proceso de desecación debe ser lo más corto y rápido posible.
En función de la época de recolección, tendremos un rizoma más o menos activo; se creen más activos los rizomas recogidos en otoño.
En cuanto a la altitud y al tipo de suelo, parece que influye menos en la riqueza en principios activos del rizoma.
No obstante, se prefieren los helechos criados en montaña y en suelos silíceos, frente a los criados en tierras bajas de terrenos calcáreos.
Encontramos en el rizoma derivados del floro-glucinol, como la filicina y un aceite esencial con pequeñas cantidades de ácidos grasos libres.
El empleo más característico del helecho macho es como antihelmíntico.
Los floroglúcidos que posee tienen la propiedad de paralizar la musculatura de diversos gusanos intestinales, los cuales, una vez inmovilizados, se desprenden con facilidad de las paredes de todo el tracto intestinal, siendo eliminados junto con las heces.
Se ha utilizado con éxito para combatir la tenia, pero es necesario asociarlo a un purgante que complemente la acción.
El purgante puede ser salino, o bien del tipo de los calomelanos, pero nunca debe asociarse a purgantes grasos como el aceite de ricino, ya que éste favorece la absorción de los principios activos del helecho, pudiendo desencadenar efectos no deseados.
Por la misma razón tampoco se debe administrar esta planta con alcohol.
Entre los efectos no deseados, los principios activos del helecho macho pueden provocar gastroenteritis, hematuria (sangre en orina), broncoespasmos e incluso hay descrito algún caso de ceguera tras una administración incontrolada.
Por ello, se recomienda usar preparados estandarizados -en los cuales se advierte cómo utilizarlo- y usarlo siempre bajo control médico.
En la actualidad se prefiere sustituir esta planta por otros preparados menos ofensivos e igualmente activos.
Por su potencial peligro no se recomienda realizar ninguna preparación casera.
En el mercado farmacéutico existe algún preparado hecho a base de este helecho, pero hay que recordar que debe emplearse siempre bajo supervisión de personal especializado, esto es, médicos y farmacéuticos.
Antihelmíntico. Tóxico
Posee un rizoma muy rollizo y grueso, fácilmente confundible con la raíz, que da origen a frondes pecioladas, inicialmente enrolladas en forma de cayado y cubiertas de escamas marrones.
En agosto y septiembre se van formando en la cara inferior de las frondes dos líneas de esporangios; estos liberan unas esporas marrones que aseguran la reproducción de la planta.
Se cría en bosques sombríos y húmedos, a la vera de arroyos pequeños y en general al pie de casi todas las montañas de nuestro país, desde Sierra Nevada hasta los Pirineos, pasando por Cataluña, Galicia y Portugal, aunque no es un helecho tan frecuente de ver como otros.
Al ser un helecho carece de flores y por tanto no tiene floración.
En este caso hablamos de maduración de los esporangios, siendo la época de maduración hacia finales de verano.
Para uso médico se emplea su grueso rizoma, con las partes basales de los frondes que arrancan de él.
Es importante arrancar el rizoma fresco, que es cuando más actividad presenta.
Por la misma razón, el proceso de desecación debe ser lo más corto y rápido posible.
En función de la época de recolección, tendremos un rizoma más o menos activo; se creen más activos los rizomas recogidos en otoño.
En cuanto a la altitud y al tipo de suelo, parece que influye menos en la riqueza en principios activos del rizoma.
No obstante, se prefieren los helechos criados en montaña y en suelos silíceos, frente a los criados en tierras bajas de terrenos calcáreos.
Encontramos en el rizoma derivados del floro-glucinol, como la filicina y un aceite esencial con pequeñas cantidades de ácidos grasos libres.
El empleo más característico del helecho macho es como antihelmíntico.
Los floroglúcidos que posee tienen la propiedad de paralizar la musculatura de diversos gusanos intestinales, los cuales, una vez inmovilizados, se desprenden con facilidad de las paredes de todo el tracto intestinal, siendo eliminados junto con las heces.
Se ha utilizado con éxito para combatir la tenia, pero es necesario asociarlo a un purgante que complemente la acción.
El purgante puede ser salino, o bien del tipo de los calomelanos, pero nunca debe asociarse a purgantes grasos como el aceite de ricino, ya que éste favorece la absorción de los principios activos del helecho, pudiendo desencadenar efectos no deseados.
Por la misma razón tampoco se debe administrar esta planta con alcohol.
Entre los efectos no deseados, los principios activos del helecho macho pueden provocar gastroenteritis, hematuria (sangre en orina), broncoespasmos e incluso hay descrito algún caso de ceguera tras una administración incontrolada.
Por ello, se recomienda usar preparados estandarizados -en los cuales se advierte cómo utilizarlo- y usarlo siempre bajo control médico.
En la actualidad se prefiere sustituir esta planta por otros preparados menos ofensivos e igualmente activos.
Por su potencial peligro no se recomienda realizar ninguna preparación casera.
En el mercado farmacéutico existe algún preparado hecho a base de este helecho, pero hay que recordar que debe emplearse siempre bajo supervisión de personal especializado, esto es, médicos y farmacéuticos.
Antihelmíntico. Tóxico
Helecho común (Pteridium aquilinum)
Es el más conocido de todos los helechos.
Está formado por un rizoma que crece hori-zontalmente, invadiendo tierras de labor.
Las hojas y ramas que crecen a partir de él pueden alcanzar hasta los dos metros de altura.
Dichas hojas se unen a las ramas por un rabillo que carece de vello; están divididas en segmentos que tienen forma triangular y que se encuentran un poco arrollados, protegiendo así a los esporangios que crecen entre ellos.
Puede encontrarse en las montañas de toda la Península, especialmente al norte y al oeste.
Se crían en zonas de tierras silíceas, en suelos arenosos y húmedos, entre brezos y en los bosques.
No se puede hablar de época de floración, ya que se trata de un helecho y carece de flores.
A cambio posee esporangios, los órganos reproductores propios de los helechos, que contienen esporas en su interior.
Los esporangios del helecho común aparecen en los tallos fértiles en los meses de verano.
Cuando una espora cae al suelo no da lugar al crecimiento de un helecho, sino que en su lugar crece una plantita muy pequeña que se denomina prótalo y que solo se puede ver a través del microscopio.
Existen prótalos femeninos y masculinos, y para que nazca un nuevo helecho es necesario que el masculino fecunde al femenino.
De este helecho se recolectan las hojas y el rizoma.
Dependiendo de la época en la que se recolecte el rizoma, éste será más o menos activo; para ello lo mejor es el otoño.
La composición de este helecho no es muy conocida, entre otras razones porque el helecho común es un planta que no se usa en medicina facultativa para preparar medicamentos.
El único lugar en el que se considera esta planta como buen remedio en muchas dolencias es en Mallorca, y más concretamente los helechos que crecen en los alrededores del santuario de Lluc.
Se considera que es buen hipotensor ya que es capaz de "rebajar la sangre".
Antiguamente por rebajar la sangre no solo se entendía disminuir la presión arterial, sino que también se utilizaba este término cuando se quería eliminar infecciones de la sangre o simplemente aliviar el dolor de cabeza debido a las palpitaciones.
También se considera útil para rebajar menstruaciones demasiado abundantes.
En otras zonas como Andalucía esta planta se ha utilizado en alguna ocasión como antidia-rreico y vermífugo.
.- Infusión. Se pone medio litro de agua a hervir y se le añade un puñadito de helecho común; se deja enfriar y se toman tres tazas al día.
Este preparado resulta útil en caso de tensiones elevadas y menstruaciones abundantes.
Antidiarreico. Vermífugo. Hipotensor
Está formado por un rizoma que crece hori-zontalmente, invadiendo tierras de labor.
Las hojas y ramas que crecen a partir de él pueden alcanzar hasta los dos metros de altura.
Dichas hojas se unen a las ramas por un rabillo que carece de vello; están divididas en segmentos que tienen forma triangular y que se encuentran un poco arrollados, protegiendo así a los esporangios que crecen entre ellos.
Puede encontrarse en las montañas de toda la Península, especialmente al norte y al oeste.
Se crían en zonas de tierras silíceas, en suelos arenosos y húmedos, entre brezos y en los bosques.
No se puede hablar de época de floración, ya que se trata de un helecho y carece de flores.
A cambio posee esporangios, los órganos reproductores propios de los helechos, que contienen esporas en su interior.
Los esporangios del helecho común aparecen en los tallos fértiles en los meses de verano.
Cuando una espora cae al suelo no da lugar al crecimiento de un helecho, sino que en su lugar crece una plantita muy pequeña que se denomina prótalo y que solo se puede ver a través del microscopio.
Existen prótalos femeninos y masculinos, y para que nazca un nuevo helecho es necesario que el masculino fecunde al femenino.
De este helecho se recolectan las hojas y el rizoma.
Dependiendo de la época en la que se recolecte el rizoma, éste será más o menos activo; para ello lo mejor es el otoño.
La composición de este helecho no es muy conocida, entre otras razones porque el helecho común es un planta que no se usa en medicina facultativa para preparar medicamentos.
El único lugar en el que se considera esta planta como buen remedio en muchas dolencias es en Mallorca, y más concretamente los helechos que crecen en los alrededores del santuario de Lluc.
Se considera que es buen hipotensor ya que es capaz de "rebajar la sangre".
Antiguamente por rebajar la sangre no solo se entendía disminuir la presión arterial, sino que también se utilizaba este término cuando se quería eliminar infecciones de la sangre o simplemente aliviar el dolor de cabeza debido a las palpitaciones.
También se considera útil para rebajar menstruaciones demasiado abundantes.
En otras zonas como Andalucía esta planta se ha utilizado en alguna ocasión como antidia-rreico y vermífugo.
.- Infusión. Se pone medio litro de agua a hervir y se le añade un puñadito de helecho común; se deja enfriar y se toman tres tazas al día.
Este preparado resulta útil en caso de tensiones elevadas y menstruaciones abundantes.
Antidiarreico. Vermífugo. Hipotensor
lunes, 16 de noviembre de 2009
Hediondo (Anagyris foetida)
El hediondo es un arbusto que no suele superar la altura de un hombre, a no ser que se encuentre en terrenos muy cálidos, pues entonces puede duplicar su longitud.
Las hojas se componen de tres hojuelas, como las de los tréboles, que son lampiñas en el haz, con numerosos pelitos en el envés y de figura elíptica.
Las flores son de color amarillo verdoso, con una pequeña mancha negruzca que mira hacia arriba, y se agrupan en pequeños ramilletes nacidos de las ramas nuevas.
Se caracteriza principalmente porque despide un olor fétido en cuanto se toca, a lo que debe su nombre.
Se cría por todo el Mediterráneo, desde Cataluña hasta Gibraltar, aunque es raro encontrarla en el interior de la Península.
El hediondo florece en otoño.
De la recolección con fines terapéuticos principalmente interesan las hojas, semillas y sumidades floridas, aunque en algunos lugares utilizan también la corteza.
Pero es una planta que puede ser peligrosa en manos inexpertas, así que no debemos olvidarnos de asesorarnos bien antes de administrarla.
De todas formas, no suele producir muchas intoxicaciones ya que su repugnante olor resulta de lo más disuasorio.
La corteza y las hojas contienen un alcaloide llamado citisina.
Además, en las hojas existen grandes concentraciones de malato cálcico.
Las semillas -aparte de ser ricas en el alcaloide antes mencionado- contienen otro alcaloide, la anagirina, que se relaciona estructural-mente con la lupanina encontrada en los altramuces.
De sus virtudes hay poco que decir.
Las hojas tienen un efecto purgante muy marcado; normalmente se emplean en infusión, pero es difícil ajustar la dosis y sus efectos secundarios no son nada agradables, pues incluyen vómitos, fuertes diarreas, dolores tipo cólico y deshidratación posterior a la pérdida de líquido.
Las semillas son vomitivas y muy tóxicas, siendo las sumidades floridas las únicas partes de la planta que se pueden utilizar con relativa seguridad.
De hecho, parece que se emplean en algunas partes del sur de España como pectorales, en forma de cocimiento.
Del resto de la planta es mejor no hacer ningún uso, salvo por orden facultativa y bajo estricto control.
Con esta planta se preparan infusiones, cocimientos y otras muchas formas bebibles, pero siempre teniendo en cuenta la toxicidad del arbusto.
Además, debemos saber que la solución ideal al problema del estreñimiento no estriba precisamente en el empleo de sustancias laxo-purgantes, sino en el aumento del consumo de fibra -como hemos tenido ya ocasión de comentar en otras ocasiones.
Tóxico. Purgante. Emético
Las hojas se componen de tres hojuelas, como las de los tréboles, que son lampiñas en el haz, con numerosos pelitos en el envés y de figura elíptica.
Las flores son de color amarillo verdoso, con una pequeña mancha negruzca que mira hacia arriba, y se agrupan en pequeños ramilletes nacidos de las ramas nuevas.
Se caracteriza principalmente porque despide un olor fétido en cuanto se toca, a lo que debe su nombre.
Se cría por todo el Mediterráneo, desde Cataluña hasta Gibraltar, aunque es raro encontrarla en el interior de la Península.
El hediondo florece en otoño.
De la recolección con fines terapéuticos principalmente interesan las hojas, semillas y sumidades floridas, aunque en algunos lugares utilizan también la corteza.
Pero es una planta que puede ser peligrosa en manos inexpertas, así que no debemos olvidarnos de asesorarnos bien antes de administrarla.
De todas formas, no suele producir muchas intoxicaciones ya que su repugnante olor resulta de lo más disuasorio.
La corteza y las hojas contienen un alcaloide llamado citisina.
Además, en las hojas existen grandes concentraciones de malato cálcico.
Las semillas -aparte de ser ricas en el alcaloide antes mencionado- contienen otro alcaloide, la anagirina, que se relaciona estructural-mente con la lupanina encontrada en los altramuces.
De sus virtudes hay poco que decir.
Las hojas tienen un efecto purgante muy marcado; normalmente se emplean en infusión, pero es difícil ajustar la dosis y sus efectos secundarios no son nada agradables, pues incluyen vómitos, fuertes diarreas, dolores tipo cólico y deshidratación posterior a la pérdida de líquido.
Las semillas son vomitivas y muy tóxicas, siendo las sumidades floridas las únicas partes de la planta que se pueden utilizar con relativa seguridad.
De hecho, parece que se emplean en algunas partes del sur de España como pectorales, en forma de cocimiento.
Del resto de la planta es mejor no hacer ningún uso, salvo por orden facultativa y bajo estricto control.
Con esta planta se preparan infusiones, cocimientos y otras muchas formas bebibles, pero siempre teniendo en cuenta la toxicidad del arbusto.
Además, debemos saber que la solución ideal al problema del estreñimiento no estriba precisamente en el empleo de sustancias laxo-purgantes, sino en el aumento del consumo de fibra -como hemos tenido ya ocasión de comentar en otras ocasiones.
Tóxico. Purgante. Emético
Haya (Fagus sylvatica)
El haya es un árbol de gran tamaño (existen ejemplares de hasta 40 m. de altura); tiene una corteza lisa de color gris plateado y las ramas son delgadas y marrones.
Durante todo el invierno permanece deshojado, brotando las hojas y ramas nuevas sobre el mes de abril.
Echa flores masculinas y femeninas; las primeras, reunidas en una especie de globillos de los que sobresalen los estambres, y las femeninas encerradas en unos involucros que luego, al madurar los frutos, forman un recipiente endurecido que se abre en cuatro valvas.
Se cría por toda la cordillera pirenaica y cordillera cantábrica, llegando hasta Galicia, donde forma bosques muy localizados.
El haya florece al comenzar la primavera, dando sus frutos al final del verano.
La corteza es la parte utilizada con fines medicinales, aunque también se pueden sacar principios activos de las hojas.
La corteza seca de las ramas se recoge al principio de la primavera.
Las hojas de este árbol contienen cantidades importantes de fitosterina, una cera y una sustancia glucosídica.
En los frutos encontramos un alto porcentaje de aceite, cuyo componente principal es la oleína.
En la corteza del árbol hay materias tánicas, pectina, ceras, fitosterina y algunos ácidos orgánicos.
Con la madera de haya se prepara un excelente carbón vegetal; este carbón resulta de enorme utilidad en medicina, y en cualquier botiquín casero debería haber una cantidad suficiente de carbón vegetal, pues supone el mejor remedio para absorber gases pútridos de fermentaciones intestinales anormales -en meteorismo, disenterías flatulentas y en todos aquellos casos en que convenga absorber gases producidos en exceso.
Para la higiene bucal tan en auge en nuestros días este carbón constituye además un excelente dentífrico.
También se utiliza como primera medida de urgencia en determinadas intoxicaciones.
En una primera destilación de la madera de haya, se obtiene la brea de haya, y con sucesivas destilaciones se consiguen grandes concentraciones de guayacol -ampliamente usado a principios de siglo para combatir la tuberculosis.
En cuanto a las facultades antipiréticas de la corteza de haya, los estudios al respecto parecen indicar que se trata más de una leyend que de un efecto real.
Los frutos, llamados hayucos, proporcionan u aceite que ha sido muy empleado en la fabricación de pomadas en lugar de la vaselina.
Estos mismos frutos suponen un manjar exquisito para determinados roedores.
.- Decocción. Se utiliza de 10 a 20 g. de corteza por litro de agua.
Se hierve durante 5 minutos y una vez templado se bebe a pequeños sorbos.
Esta operación se puede repetir 3 veces al día.
.- Polvo. Si lo que tenemos es la corteza en polvo, podemos tomar hasta 6 g. al día.
.- Jarabe. 3 cucharadas soperas diarias.
En la farmacia se puede encontrar una solución hidroalcohólica de la corteza, que también aparece formando parte de alguna presentación compuesta.
Antiséptico. Antiinflamatorio. Analgésico
Durante todo el invierno permanece deshojado, brotando las hojas y ramas nuevas sobre el mes de abril.
Echa flores masculinas y femeninas; las primeras, reunidas en una especie de globillos de los que sobresalen los estambres, y las femeninas encerradas en unos involucros que luego, al madurar los frutos, forman un recipiente endurecido que se abre en cuatro valvas.
Se cría por toda la cordillera pirenaica y cordillera cantábrica, llegando hasta Galicia, donde forma bosques muy localizados.
El haya florece al comenzar la primavera, dando sus frutos al final del verano.
La corteza es la parte utilizada con fines medicinales, aunque también se pueden sacar principios activos de las hojas.
La corteza seca de las ramas se recoge al principio de la primavera.
Las hojas de este árbol contienen cantidades importantes de fitosterina, una cera y una sustancia glucosídica.
En los frutos encontramos un alto porcentaje de aceite, cuyo componente principal es la oleína.
En la corteza del árbol hay materias tánicas, pectina, ceras, fitosterina y algunos ácidos orgánicos.
Con la madera de haya se prepara un excelente carbón vegetal; este carbón resulta de enorme utilidad en medicina, y en cualquier botiquín casero debería haber una cantidad suficiente de carbón vegetal, pues supone el mejor remedio para absorber gases pútridos de fermentaciones intestinales anormales -en meteorismo, disenterías flatulentas y en todos aquellos casos en que convenga absorber gases producidos en exceso.
Para la higiene bucal tan en auge en nuestros días este carbón constituye además un excelente dentífrico.
También se utiliza como primera medida de urgencia en determinadas intoxicaciones.
En una primera destilación de la madera de haya, se obtiene la brea de haya, y con sucesivas destilaciones se consiguen grandes concentraciones de guayacol -ampliamente usado a principios de siglo para combatir la tuberculosis.
En cuanto a las facultades antipiréticas de la corteza de haya, los estudios al respecto parecen indicar que se trata más de una leyend que de un efecto real.
Los frutos, llamados hayucos, proporcionan u aceite que ha sido muy empleado en la fabricación de pomadas en lugar de la vaselina.
Estos mismos frutos suponen un manjar exquisito para determinados roedores.
.- Decocción. Se utiliza de 10 a 20 g. de corteza por litro de agua.
Se hierve durante 5 minutos y una vez templado se bebe a pequeños sorbos.
Esta operación se puede repetir 3 veces al día.
.- Polvo. Si lo que tenemos es la corteza en polvo, podemos tomar hasta 6 g. al día.
.- Jarabe. 3 cucharadas soperas diarias.
En la farmacia se puede encontrar una solución hidroalcohólica de la corteza, que también aparece formando parte de alguna presentación compuesta.
Antiséptico. Antiinflamatorio. Analgésico